Capítulo 4
Visita a Villa Mi Rincón poético
Mientras trataba de hilvanar aquellos versos que me habían
inspirado las flores regalo del nuevo jardinero, César Gómez, mi mente voló
hasta la Villa de Julia, aquella vecina
que compone la mayor parte de las coplas que alegran nuestro jardín.
A pesar de lo próximas que vivimos, al sureste de este
vergel perdido entre el riachuelo del barranquillo y el mar, hemos estado tan liadas con la
mudanza y acondicionando las cabañas que aún no nos hemos visitado.
Cierro los ojos y la imagino, sentada tras la ventana de la
salita de la entrada, dejando volar su imaginación en alas de mariposas, que
revolotean inquietas de flor en flor, hasta conformar aquellas coplas tan
inspiradas que nos suele regalar.
Quizá ese recuerdo haya sido avivado al
recordar el primer poema que compuso allí el día que se mudó y que decía así:
“Y sentada en mi rincón
embriagada de poesía
yo veré pasar los días
entre flores y fragancias
no sentiré la añoranza
al ver esas sinfonías
que desprende ese jardín
y se llena el alma mía”.
embriagada de poesía
yo veré pasar los días
entre flores y fragancias
no sentiré la añoranza
al ver esas sinfonías
que desprende ese jardín
y se llena el alma mía”.
Cuelgo en la red mi copla en cuanto la termino, y en esta
mañana de domingo me preparo para visitar a Julia en su Rincón.
El otoño sigue su avance inestable trayendo días malos y días
buenos en este año. Hoy hace un día medio nublado y me pongo el chándal de
entretiempo por miedo a coger frío más tarde. Es media mañana y no sé a qué
hora voy a regresar. Como siempre he tomado la decisión de la visita de pronto
y sin tiempo de avisarla de mi llegada, por lo que igual estoy de regreso
dentro de una hora, si ella no estuviese en casa, o no regresaré hasta la
noche. En el último momento cojo también el paraguas por si acaso lo necesito, los últimos días ha estado lloviznando a ratos.
Con la cámara en la mochila, una botella de agua para el
camino, y la ilusión de poder deleitarme en el huerto de hierbas aromáticas de
mi amiga, salgo a la vereda que discurre junto al cauce del riachuelo que cruza
el terreno de la Urbanización respirando el aire fresco de la mañana.
Al acercarme a la parte más frondosa del camino saco mi
pequeña cámara de fotos de la mochila con una sonrisa, hasta mi mente acaba de llegar la idea
de cruzarme yo también con el pequeño duende que vive en aquel bosque, y que ya
ella tuvo el privilegio de ver el día de su mudanza. Transito atenta por
aquella zona intentando verlo si anda por allí.
Cuando dejo el sendero de tierra del río para iniciar el
camino por el empedrado que lleva a la cabaña de Julia el aire se impregna de esencias de romero, yerbahuerto, albahaca y toronjil, y en cuanto los arbustos dejan sitio, entre su frondosidad, para ver el pequeño huerto junto a la cabaña, compruebo que la mano de Julia ha ido multiplicando las plantaciones en aquel lugar.
camino por el empedrado que lleva a la cabaña de Julia el aire se impregna de esencias de romero, yerbahuerto, albahaca y toronjil, y en cuanto los arbustos dejan sitio, entre su frondosidad, para ver el pequeño huerto junto a la cabaña, compruebo que la mano de Julia ha ido multiplicando las plantaciones en aquel lugar.
Al fondo del camino se alza la cabaña de madera, y una vez más
pienso quién tuvo la idea de bautizar las cabañas como Villa tal o Villa cual,
la sonrisa se abre en mi rostro al pensar en la desbordante imaginación de mis
amigos jardiner@s.
La cabaña de Julia, luce en la entrada el rótulo regalo del
día de la firma de contrato de
arrendamiento: “Mi rincón poético” está
firmemente clavado en la esquina izquierda de la casa.
Junto a ella veo aparcado su coche y eso me llena de alegría,
por lo que mis pasos se aceleran y mi corazón se agita inquieto en mi pecho;
tengo ganas de pasar unas horas con mi amiga y a ser posible ayudarla en los
trabajos del huerto; seguro que a la vuelta me llevo a casa un buen ramo de
hierbas aromáticas para mis guisos e infusiones, ya que en el mío aún no he
podido plantar nada de eso. Es uno de mis próximos proyectos, algo a lo que
estoy dando vueltas en mi cabeza, ahora que ya tengo la mayor parte de mis
obras terminadas.
Al acercarme la llamo anunciando mi llegada y veo emerger su
cabeza de rizos pelirrojos entre los arbustos que circundan el pequeño
huerto. Enseguida corre a mi encuentro limpiándose las manos llenas de tierra
en el pequeño delantal de faena.
Nos abrazamos felices de vernos de nuevo.
-¡Qué bueno que has venido…! Ayer mismo había decidido ir a
hacerte una visita la próxima semana, ahora que tengo algo más de tiempo libre.
-Espero que no dejes de hacerlo porque me haya adelantado yo
hoy…
-No te preocupes amiga, iré, tengo ganas de ver como te ha
quedado la parcela después de la mudanza y las reformas. Espera que recoja los útiles
de la huerta y nos vamos dentro a hacernos un café.
-Vale, ¿te ayudo?
-¿Vienes con ganas de trabajar en el huerto? –Su risa
cantarina se suelta feliz mientras me mira incrédula.
-¡Claro…! De alguna forma tengo que pagarte las hierbas que
pienso llevarme luego. Jajaja.
-¡También es verdad…! Entonces vamos dentro a tomarnos el
café y a descansar un poco y luego seguimos, antes que caliente el sol de mediodía,
-caminamos juntas hacia la pequeña cabaña de madera que ahora es su hogar- aunque
ahora ya no calienta tanto y hasta se agradece que esté ahí.
-Tienes razón, fíjate que hoy me vine caminando y no traje ni la
gorra... – Nuestros pasos resuenan sobre la madera del porche mientras entramos en
la casa.
-Veo que has despejado la pista que viene del camino
principal. –Digo mirando la misma junto a la casa antes de entrar.
-Si, era algo necesario y fue lo primero que hicimos al mudarme.
Ya sabes que mi marido es muy trabajador. Luego te enseño la habitación que está
construyendo en la parte de atrás, mi hija está cansada de usar el sofá del salón
cuando viene para quedarse unos días, jajaja.
Me siento en la salita mientras ella rodea la barra para
entrar en la cocina que está unida al resto del espacio habitable de la cabaña, y miro alrededor
curioseando las reformas que la mano de mi amiga ha hecho en aquella casa en
el último mes.
Resultaba increíble que en tan pequeño espacio se pudiera tener
todo ubicado de tal forma que resultase práctico e incluso acogedor, pero ella lo ha conseguido. La pequeña
cocina tras la barra ancha que sirve a la vez de mesa, está construida en el
hueco de la escalera que sube al altillo donde ellos duermen. El sofá en el que
me he sentado debe ser el que sirve de cama a su hija cuando viene, me resulta
cómodo y pienso que ahí se debe dormir muy bien.
Poco más tiene la cabaña que ver, es un espacio casi único,
con un pequeño aseo al fondo, junto a la puerta que da a la trasera de la casa,
que seguramente será en su momento la que dé acceso a la habitación que me ha
dicho que están construyendo.
La parte alta la recuerdo muy bien, una acogedora
alcoba de matrimonio con ventana en el techo que permite ver las estrellas
desde la propia cama, y otro pequeño ventanal en el frontal de la casa que da al huerto de aromáticas, y un
amplio baño en el fondo, con una pequeña ventana que da al campo trasero de la
casa.
La imagino de noche, dejando descansar su hiperactividad,
bajo la luz de las estrellas, y dejando volar su imaginación en mil poemas por
enlazar a la mañana siguiente, y siento algo de envidia.
-Aquí está el café, ¿lo tomabas solo verdad?
Inmersa en mis pensamientos ni había prestado atención a su
charla y ahora al tenerla sentada frente a mí, sirviendo el café y mirándome
risueña con sus ojos llenos de chispas de ilusión por mi visita, casi siento vergüenza
por ello.
-Y cuéntame, me han dicho que tenemos nuevos vecinos en la
Urbanización, como apenas hemos salido de aquí con las obras no me entero de
nada.
-Así es, se han ocupado dos de las cabañas libres, La
Senderita y El Remanso, y ahora tenemos nuevos jardineros bastante implicados
en las plantaciones del jardín común, entre los que espero que se animen algunos
a ocupar las otras cabañas vacías. Ya sabes…, por aquello de que “Soñar es gratis”.
–Reímos las dos recordando como empezó nuestro juego virtual y felices de
haberlo hecho posible.
-¿Sabes si ya se ha mudado todo el mundo a la suya?
-No, que yo sepa sólo lo hemos hecho tú, yo, Juan José,
aunque este mes ha estado de viaje en el extranjero, Tere, a la que fui a
visitar el otro día y que tiene aquello precioso, y Tania, a la que también fui
a ver pero que no estaba allí, aunque hay reformas en la casa y creo que no
estaba porque no se encuentra muy bien, lo más probable es que esté en casa de su
hija.
-Es una pena, con la ilusión que habíamos puesto todos en
este proyecto y que aún no se hayan mudado. –Dijo mientras apuraba su café.
-Mª Candelaria, Abel y Carolina me dijeron que tenían
previsto mudarse pronto. Ya nos lo comunicarán en su momento, estoy pendiente
de eso para hacer una fiesta en mi casa, ya tengo ganas de que nos reunamos de
nuevo.
-¡Y yo…! Nuestras fiestas virtuales son una
pasada, ¡me
encantan! ¿Recuerdas la última? Todavía me pregunto de dónde salió tanta gente jajaja, mira..., por aquí tengo una de las fotos. -Dijo levantándose para coger un porta retratos de la repisa.
-¿Sabes lo que voy a hacer? En cuanto termine mi ronda de
visitas por las Villas ocupadas, me falta ir a ver a Juan José y Loly, organizaré otra fiesta y verás como se deciden
a mudarse.
-¡Estupendo, cuenta conmigo! –Dijo mientras llevaba la
bandeja con las tazas vacías a la cocina- ¿Te parece si nos vamos a la huerta a
terminar eso y a recoger tu ramo?
-¡Claro…! Lo estoy deseando, hasta aquí llega el
olor y me encanta, fue un gran acierto acondicionar los laterales del camino hasta el río con esas hierbas además de las flores, muy pronto yo también tendré terminado mi huerto de aromáticas,
es un tanto especial, –le iba contando mientras salíamos de la casa- tomé la
idea de casa de una amiga inglesa, pero no voy a decirte nada hasta que lo
veas, ya están terminando la obra y enseguida comenzaré a plantar en él.
-¿Quieres llevarte algunos plantones hoy? El mío ya ves la
fuerza que ha cogido.
-¡Me encantaría!
-Pues cuando cojamos el ramo lo haremos arrancando de raíz las
plantas y así podrás trasplantarlas en tu “huerto especial”..., ahora me quedaré
dándole vueltas a ver lo que se te ha ocurrido.
-Buena idea, realmente ya está casi listo y puedo ir
plantando alguna cosita allí .
-Pues no hay nada más que hablar… Pongamos manos a la obra,
yo ya casi estaba terminando con mi trabajo de hoy. ¿Te quedas a comer, verdad?
–Dijo mientras me pasaba las pequeñas tijeras de podar- Tengo hecho un potaje
de berros que levanta a un muerto de la tumba jajaja.
-Entonces acepto encantada tu invitación. ¿Revolveremos gofio, no?
-¡Por supuesto…!
Más tarde, cuando ya estábamos degustando el delicioso
potaje, le pregunté si había vuelto a ver al duende del bosque. Se rió con
ganas guiñándome un ojo y diciendo: “Ya
me gustaría, aunque a veces lo intuyo por ahí y eso me hace feliz y me inspira”.
Esta noche, cuando me vaya a la cama, seguro que miraré a mi
techo volviendo a sentir envidia de Julia porque ella estará mirando a las
estrellas desde su lecho. Lástima que la forma del techo de mi casa no permita
realizar esa obra y deba asomarme a la ventana para verlas reflejarse en el
mar, cosa que tampoco está nada mal, dicho sea de paso.
Hoy ha sido un día feliz. Las hierbas aromáticas de Julia ya
han inaugurado el huerto que hice construir junto al cobertizo, y reposan en la noche húmedas
de agua y cariño, el que ella puso al regalármelas y el que yo he puesto al
plantarlas allí.
Sonrío al imaginar la cara de Julia cuando venga a verlo y
se encuentre un huerto de plantas aromáticas construido a modo de jardineras a todo lo largo de la pared al final del patio, en el que yo podré
atender mis plantaciones sin tener que estar agachada y con mi espalda
doliente. Cierro los ojos y lo visualizo en pleno verdor. Lo copié del de mi amiga Irene, a la que por cierto hace mucho que no
veo, es curioso como se pierde a veces el contacto con la gente sin proponérnoslo.
Pensando en Irene me acomodo para dormir y doy gracias por el día
compartido con mi querida amiga Julia en su "Rincón poético", la que si sigue en
mi vida y a la que espero poder disfrutar por mucho tiempo, mucho más ahora
que somos casi vecinas.
Inspirado en el relato de Julia que puedes leer aqui...
...continuará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario