Con los ojos aún plegados por el sueño y la resaca, a primera hora de la mañana puse rumbo hacia mi parcela en la zona nueva de nuestro jardín.
El aire de la mañana contribuyó a despejarme un poco y
apreté el paso, el camino era un poco largo pero preferí hacerlo por el sendero
del bosque a llevar el coche, cuando se tiene el privilegio de pasear entre la
cuidada vegetación de nuestro terreno es un placer disfrutarlo y un pecado
obviarlo en aras de la rapidez de desplazamiento. Además era la primera vez que
hacía ese recorrido con el corazón saltándome en el pecho, feliz de poder
considerar míos esa preciosa casa y el terreno colindante tan cerca de la playa,
la ilusión de toda mi vida.
Por el camino seguía haciendo planes sobre qué iba a plantar
allí, la decoración, etc.
Mi parcela contaba con unos 400 m2 110 ocupaba la casa y 290 m2 de
terreno, bastante llano, a su alrededor.
Me gusta ser equitativa, y a pesar de
que yo fuese quien había puesto la mayor parte del capital para la compra de los
terrenos, en el momento de dividirlos lo hice en parcelas similares en
longitud. Eso si, me adjudiqué el privilegio de ser
la primera en elegir la zona donde quería mi nuevo espacio. La playa que daba al poniente, y la parcela que quedaba justo entre la playa y el pequeño riachuelo que bajaba desde la parte alta de la urbanización, a mi izquierda se alzaba la zona rocosa que tantos rincones tenía para pescar o simplemente sentarme a ver atardecer.
la primera en elegir la zona donde quería mi nuevo espacio. La playa que daba al poniente, y la parcela que quedaba justo entre la playa y el pequeño riachuelo que bajaba desde la parte alta de la urbanización, a mi izquierda se alzaba la zona rocosa que tantos rincones tenía para pescar o simplemente sentarme a ver atardecer.
A mi derecha se abría un espacio amplio donde había mandado instalar
la zona de ocio para los jardineros, en ella habíamos hecho la fiesta la noche
anterior.
Un latido en la sien derecha me recordó que había bebido
demasiada sangría en la misma. Apreté el paso deseosa de verme de nuevo allí, y
esta vez para quedarme el tiempo que quisiera.
Al pasar por el viejo puente sobre el río pensé que tendría
que pedirle a Abel Marcelo que fuese pensando como embellecerlo y hacerlo más
seguro, me daba vértigo pasar por allí y aminoré el paso. El ruido de las
cadenas que servían de protección no contribuyó a alejar ese ligero temor.
Justo antes de pasar el puente pude ver entre los árboles las cabañas del
muchacho y de Mª Candelaria, ahora vecinos míos. Las parcelas de la parte de atrás de mi casa las ocupaban Luis de la Campa con su inseparable Garfield, (me encantaba tenerles cerca ya que nunca me gustaron los ratones y además Luis tenía una charla amena y seguro que muy pronto se mudaría allí y tendríamos largas tertulias en el jardín que compartíamos), y Carolina, nuestra catalogadora jefe, sin la cual mi colección de flores jamás habría tenido nombres.
Recorrí presurosa los escasos metros que separaban el puente
de mi parcela y en el siguiente recodo del camino ya pude ver el arco que muy
pronto florecería pletórico de Bignonias multicolores.
A medida que me iba acercando comprobé con alivio que los
restos de la fiesta ya habían sido retirados del todo, me pregunté quien lo
habría hecho, pero supuse que la cuadrilla de diligentes jardineros y
jardineras ya había pasado por allí con las primeras luces del día.
Solo quedaban en pie la carpa y el entarimado de los bailes.
Me paré un momento bajo el arco de madera para recuperar el
aliento y una vez más pensé que tenía que bajar de peso, cada día me cansaba
más al caminar. Ahora ya no tenía excusa para hacerlo, ya que contaba con un
sendero maravilloso bajo los árboles, y la propia playa frente a mi nueva casa.
Medio sentada sobre una de las jardineras eché un vistazo
complacido a la edificación que se alzaba frente a mi. Un edificio de ladrillo
y madera sencillo y a la vez impresionante.
Alguien había decidido dejar en el porche descubierto la
mesa y los bancos donde la noche anterior habíamos echado los últimos vinos y
las últimas risas.
Avancé despacio por el paseo de losetas rústicas que llevaba
a la entrada de la casa. Definitivamente pondría jardineras con flores pegadas
a los muros que lo delimitaban.
También encargaría una balaustrada de madera para circundar
el porche frontal, no me gustaba verlo totalmente despejado y allí también estaban haciendo falta jardineras con flores y plantas.
Me imaginé escribiendo en aquella buhardilla desde la que
seguramente se verían maravillosas puestas de sol y un escalofrío de placer
recorrió mi espalda.
Antes de entrar en la casa la bordeé por el costado izquierdo
caminando despacio hasta el lugar de ocio. Anoche habíamos improvisado la
fiesta en aquel espacio despejado y enlosetado del jardín, pero tendría que
hacer construir allí una cocina y un porche cubierto para no tener que seguir
usando las carpas y mi propia cocina indefinidamente.
Al pasar junto al porche de cristal de ese lado de la casa
vi amontonadas en su interior las sillas y mesas de la fiesta. “De momento las voy a dejar ahí –pensé- el tiempo está bueno aún y seguro que muy
pronto las volvemos a necesitar, luego ya las guardaremos en la nueva cocina
del jardín, o quizá le diga a los chicos que las apilen en el cuarto que está aún sin amueblar por si acaso que llueva, el tiempo está de un variable que no nos podemos fiar".
Di la vuelta completa a la casa y recogí una lata de
refresco que alguien había dejado olvidada en el suelo. Con ella en la mano
llegué hasta el porche que cubría la entrada de la casa y saqué la mano del
bolsillo introduciendo la llave en la cerradura de mi nueva casa. La puerta se
abrió suavemente y un ligero olor a madera y vacío me recibió dándome la
bienvenida.
“Villa Liuva, mi nuevo hogar". -Mi mirada se alzó un momento buscando el rótulo de hierro forjado con el nombre de la casa- “¿A quién se le habrá ocurrido la idea de llamar a nuestras cabañas
Villa tal o cual?- Me pregunté con una sonrisa mientras atravesaba el
dintel.
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ResponderEliminarque hermoso relato Luisa,a ver si nos animamos,y aunque no lleguemos a esa altura de descripcion,hagamos algun comentario de nuestras vivencias en las nuevas parcelas-villas-cabañas..
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